El derecho a la felicidad

 

“La felicidad es el respeto a la dignidad del cuerpo, la razón y la espiritualidad”

 

Luis Aguirre. Especialista en Derechos Humanos

 

La felicidad parece un concepto subjetivo adyacente, una idea posible de alcanzar, tal vez y con mucha suerte en algunos momentos puntuales de la vida, donde el sujeto ha logrado conjugar suerte con capacidades personales en su justa medida, para que ambas confluyan en alegría exultante y corazón acelerado. Esta idea de felicidad, hace que se llegue a pensar que si la suerte no acompaña o la naturaleza no otorga las capacidades y si además el azar no intervine para juntarlas es muy probable que se viva una vida infeliz; se lo suele llamar destino, con el que nada se puede hacer.

 

Pero la felicidad es una necesidad, y donde hay una necesidad hay un derecho. Por lo tanto, si es un derecho es una cuestión de políticas públicas.

 

Bután es un pequeño país que nace en el SXVII como un reinado budista, ubicado en la cordillera del Himalaya en medio de los grandes países asiáticos de China e India, formó parte de la disputa entre Gran Bretaña e India, logrando su independencia en 1947. En 1971 ingresa a las Naciones Unidas y su rey comienza con una serie de reestructuraciones políticas. En un proceso de sana convivencia, es la familia real la que va produciendo los cambios necesarios para transformar a Bután en una democracia. En 2008 finalmente la población elige a los integrantes de la Asamblea Nacional, que conducen desde entonces los destinos políticos del país. El proceso, iniciado en 1971 tuvo uno de sus hitos más importantes en 1972 cuando se instituye el Ministerio de la Felicidad. ¿Qué función tiene este ministerio? Evaluar todas las posibles políticas a implementar, en cualquier área de gobierno. Todo proyecto pasa previamente por el ministerio y se evalúa cual es la incidencia que la misma tiene en la felicidad del pueblo.

 

Todas las políticas en el reinado de Bután se aplican pensando en la felicidad del pueblo, y por eso la familia real acepta ceder su poder y entregarlo a la Asamblea Nacional, elegida democráticamente. En 1972 apostó por utilizar otra forma de medir la riqueza: el FIB (Felicidad Interna Bruta), indicador que define la calidad de vida en términos más holísticos y sicológicos que el Producto Interno Bruto (PIB).

 

Pensar en un ministerio de la felicidad parece un acto infantil, demagógico y hasta ingenuo. Sin embargo, poco se conoce sobre los países que miden la felicidad del pueblo. Sobre cuatro ejes se mide el FIB en Bután: el desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la protección y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y un buen gobierno. Estos indicadores incluyen el bienestar psicológico, el uso del tiempo y la vitalidad de la comunidad. Para el budismo la felicidad es un estado mental, que supera el éxito económico.

 

 

 

En nuestras sociedades occidentales, felicidad es casi sinónimo de éxito, ya sea laboral, deportivo, artístico, etc. Y si estos éxitos reditúan ganancias económicas entonces la felicidad es completa.

 

Sin embargo, para algunos países la felicidad no es un fin en sí mismo, sino una meta a conquistar mediante la amplitud de derechos ciudadanos. El bienestar físico, mental y espiritual, en sana relación con el medioambiente es considerado ya por muchas constituciones nacionales que podríamos pensar de avanzada, tal el caso de Japón, Corea del Sur o la India, que inspirada por su vecino Bután  ha creado un Ministerio de la Felicidad para garantizar "el contento en la vida de la gente común" En 2017, la ministra de la felicidad de EUA (Emiratos Árabes Unidos), Khalfan Roumi, se preguntaba “¿Para qué sirve un gobierno si no se preocupa por la felicidad de la gente?”. Así mismo España y Alemania implementan políticas donde centros de análisis de cómputos miden según los índices marcados por Bután.

 

En nuestra región, Brasil aprobó una enmienda constitucional en 2011 incluyendo la felicidad como derecho, Ecuador cuenta con la Secretaria del Buen Vivir, y Venezuela tiene el Viceministerio de la Felicidad Social.

 

Las Naciones Unidas en esta última década reclama cambios en los criterios utilizados para medir el éxito gubernamental, exige pasar de indicadores económicos a índices relacionados con la felicidad y el bienestar de la humanidad y ha promulgado en 2013 el Día Internacional de la Felicidad, que se celebra el 20 de marzo, fecha propuesta a las Naciones Unidas por Bután.

 

La felicidad aún no ha llegado a ser un contenido educativo, en nuestro país, pero debería ser parte del currículum, pues es un derecho a conquistar en el campo de los derechos humanos.

 

Lic. Verónica López