Conociendo más las redes sociales

Para los adultos nacidos más allá de los 80, las redes sociales, son un permanente desafío. Nacidos como analógicos, las redes vinieron a integrar e invadir la vida cotidiana y a exigir que formemos parte de ellas. Entre estos nativos analógicos, están los que intentan permanentemente mantenerse actualizados, pero eso les exige un tiempo y un esfuerzo que sienten, distrae de sus otros intereses, y que, de una u otra forma, tarde o temprano le ponen un límite; y están los que se niegan absolutamente a ellas, como una forma de resistencia y hasta de diferenciación de la masa, concepto muy setentista, por cierto!

Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat, son las redes que hoy llaman a formar parte.

Pero los nacidos desde mediados de los 90 para acá, son nativos digitales, o natotecnológicos, es decir que ellos aprenden a integrarse de forma simultánea, a la vida como a las redes.

¿Cómo es el comportamiento de los adolescentes y jóvenes argentinos respecto a las redes?

La red que más integrantes tiene, es Facebook, 33 millones de usuarios; le sigue Instagram con casi la mitad; Snapchap que inicialmente fuera la preferida por los adolescentes, tuvo una fuerte migración hacia Instagram, lo mismo que Facebook;  aún YouTube,  es una red que los jóvenes utilizan mucho para circular.

A todo esto, los adultos no sabemos cómo reaccionar ante tal avance de la virtualidad, algunos intentan conocerla, como una forma de estar más cerca del mundo de los adolescentes y jóvenes, otros la desconocen totalmente y no tienen la menor idea de la forma en que sus hijos se relacionan o cómo educarlos en el desarrollo de habilidades sociales para esa virtualidad

Estas son las primeras generaciones donde los hijos enseñan habilidades de vínculos sociales a sus padres, muchos adultos comienzan a integrar las redes sociales, y tienen pocas habilidades, son los jóvenes quienes les señalan que cosas deben o no publicar; o qué efecto causan determinadas publicaciones; por otra parte, son estos mismos adultos que tienen que educar en las concepciones de vida pública y vida privada, que deben aprender los niños y jóvenes.

¿Qué hacer ante esta paradoja? Lo mejor es conocer, no se puede educar en lo que no se conoce.

Algunos datos nos pueden poner luz ante tanta confusión

Natotecnológico o nativos digitales, son así llamados los nacidos desde mediados de los 90 en adelante, también llamados centeneiales, posmileniales o milenium

En Facebook están unos 2.600.000 adolescentes y jóvenes entre 13 y 25 años, muchos inactivos hoy dado que migraron a Instagram o Sanpchap, porque Facebook se ha transformado en la red donde están los padres, y ellos y ellas quieren estar donde estén sus pares no sus padres

Aproximadamente 1.300.000 integran Instagram, en wasap están 1.500.000 y uno 350.000 en Twitter.

Como vemos, la redes, son el lugar de socialización donde debemos poner atención, al menos. No podemos, como adultos estar desconociendo qué rol cumplen, muchos estudios se están realizando al respecto.  Los adultos tenemos inseguridades, y muchos, ante ello nos sentimos tentados a la prohibición, como educadoras, no creemos que sea el mejor camino, porque no es posible aislar a un joven o adolescente de esta realidad, que entre virtual y real, es indiscutible que nos atraviesa la vida, aún las nuestras.

En las redes nos informamos, nos conocemos, entablamos diálogos con personas que tal vez no veremos nunca físicamente, en las redes los jóvenes comunican sentires, pensamientos, actos, conductas, etc. Un mundo complejo que lo fue siempre, pero que desde la expansión de la virtualidad se complejizo aún más

¿Qué nos queda ante esta realidad ineludible? Tal vez lo que ha sido siempre el desafío de la humanidad, enfrentarse al aprendizaje, ni más ni menos.

 

Así fue siempre, así será, por lo menos por un buen tiempo; la vorágine de los cambios sociales, nos invaden y nos quedan tal vez dos caminos, o dejarnos arrastrar como un torrente que nos ahoga o aprendemos a transitarlos, con las precauciones del caso, porque intentar ir contra ese alud de barro y agua solo terminará por enterrarnos y continuará su viaje.

 

Hasta la próxima

Lic. Verónica López