Nuevos paradigmas éticos: el cannabis legal vs drogadicción

 

“Detrás de esta ley va a haber una industria que produzca,

que dé trabajo, pero fundamentalmente que sane”.

Presidente Alberto Fernández, 2022

 

 

El potencial económico para el desarrollo de la actividad del cannabis medicinal y el cáñamo industrial para el año 2025 se proyecta en 10.000 nuevos empleos

En el mundo existen 50 países con algún tipo de legalización de su uso medicinal e industrial, como Israel, Canadá, y Estados Unidos, líderes a nivel global

La ley, aprobada por la Cámara de Diputados el 6 de mayo de 2022, promueve mecanismos de autorizaciones para los productores y comercializadores, y estrategias de seguridad, fiscalización y trazabilidad en la cadena. El objetivo es brindar un marco regulatorio para la inversión pública y privada en toda la cadena del cannabis medicinal y complementar la actual legislación, la Ley 27.350, que autoriza el uso terapéutico y paliativo del cannabis. En el caso del cáñamo industrial, apunta a legalizar los eslabones productivos, los de comercialización y sus subproductos.

Pero la historia del cannabis, que parece atravesar las últimas décadas luego de la revolución Hippy, tiene en nuestro país un origen que encuentra sus raíces en los albores mismo de la Patria.  En 1796, a los 25 ó 26 años, Manuel Belgrano escribió: "Nadie duda de que un Estado que posea con la mayor perfección el verdadero cultivo de su tierra es el verdadero país de la felicidad, pues en él se encontrará la verdadera riqueza". Y así, sin saberlo, el prócer se convirtió también en el primer cannábico argentino, ya que intentó antes que ninguno de los nacidos aquí propiciar el cultivo de esta planta en todo el suelo de lo que sería la Patria. Belgrano no imaginaba que casi un siglo y medio más tarde la planta de la marihuana -también llamada cáñamo- se prohibiría, o quienes la fumaran o plantaran irían presos. Y mucho menos habrá sospechado que 200 años después se necesitaría votar una ley para permitir sus usos medicinales ancestrales.

A finales de 1700 no existía el concepto "droga". No había restricciones para el uso de la planta de cannabis. Se fumaba, se usaba como medicina y se sembraba en los campos de todo el planeta, porque su utilidad industrial -la resistencia de su tallo- era clave en la economía de Europa y Asia desde ya hacía siglos. Es probable que, sin las cuerdas, las velas y la estopa hecha con cáñamo, Cristóbal Colón no hubiera puesto sus pies en América.

Belgrano publicó el texto titulado "Utilidades que resultarán a esta Provincia y a la Península del cultivo de lino y cáñamo". Se trata de una especie de manual, el primero registrado en territorio rioplatense, con sugerencias para los interesados en apostar al cannabis como negocio. En 11 páginas, Belgrano califica a estas plantas como "tan útiles para la humanidad", que veía una salida laboral para todos y todas: "un recurso para que trabajen tantos infelices, y principalmente del sexo femenino; sexo, en este país, desgraciado, expuesto a la miseria y desnudez, a los horrores del hambre y estragos de las enfermedades (…) expuestos a la prostitución (…) a tener que andar mendigando de puerta en puerta un pedazo de pan".

Para Manuel, la planta de la marihuana sería "exterminadora de la pobreza". Para aprender más secretos, intercambió correspondencia con su par chileno, Manuel de Salas, con quien tenía un vínculo de afinidad ideológica. El funcionario trasandino le mandó semillas para experimentar con el cultivo.

Con ese conocimiento, Belgrano escribió un manual de cultivo cuya información es actual, incluso, en el siglo XXI , con fechas para siembra y cosecha y maneras de cuidar la planta. Aprendió que las semillas "no deben ser antiguas, si tienen dos años, según se ha observado, no producen, y mucho menos si ha pasado más tiempo, porque el aceite que contienen pasando el tiempo se arrancia".

Entre los beneficios de la legislación presente, para el conjunto de la sociedad, está la oferta de este producto medicinal para garantizar mejor acceso a la salud; la creación de puestos de trabajo directo e indirecto; el aumento de las exportaciones; las oportunidades para el desarrollo productivo de varias provincias y la reconversión del sector tabacalero; el desarrollo de nuevos proveedores, tanto desde el desarrollo genético, el equipamiento tecnológico y productos fitosanitarios; la creación de nuevos encadenamientos productivos como el cannabis medicinal (farmacéutica, fitoterapéutica, cosmética) y el cáñamo industrial (textiles, papel, alimentos, materiales para la construcción, entre otros).

El Presidente Alberto Fernández decía, al presentar la Ley “Empezamos a escuchar a unas madres que con el cannabis hacían aceite, que hacían a sus hijos la vida más llevadera”. Y agregó: “Comenzamos a prestar atención y hoy estamos ganando otra batalla contra la hipocresía"

La pregunta es: ¿Tendrán los ámbitos educativos la visión adecuada para dejar de estigmatizar a cultivadores, productores y consumidores? ¿Serán capaces de apropiarse de las ideas de uno de los padres de la educación argentina, precursor y visionario si los hubo, para contribuir a cristalizar y hacer realidad las ideas que él propició? ¿Estará la educación argentina a la altura de lo que la Patria necesita? ¡Es un gran interrogante!

Fuentes consultadas: https://www.argentina.gob.ar/. https://www.infobae.com/                

Lic. Verónica López.

Tekoá Cooperativa de Trabajo para la Educación