Gerda Lerner que nos cuenta que “mucho después que las mujeres se encontraran sexual y económicamente subordinadas a los hombres, aún desempeñaban un papel activo y respetado al mediar entre los humanos y los dioses en su calidad de sacerdotisas, videntes, adivinadoras y curanderas”. Me intereso comentarles más sobre este proceso hacia la consolidación cultural del patriarcado desde las creencias religiosas, empezando por recordar alguna de aquellas diosas:
Afrodita diosa griega de la belleza, el amor, el deseo, la lujuria, el sexo y la reproducción.
Benzai-Ten diosa japonesa de todo lo que fluye, agua, música, elocuencia, conocimiento, arte y amor
Hathor representada como una mujer con la cabeza de una vaca, y personifica los principios de la alegría, el amor femenino y la maternidad. Fue una de las deidades más importantes y populares en todo el antiguo Egipto,
Ixchel representaba para la cultura maya la diosa de la luna, la fertilidad, la gestación, el amor, los textiles y la medicina. Normalmente se le representa como una mujer anciana tejiendo en un telar o vaciando un cántaro de agua sobre la tierra.
Kuan Yin de origen chino, esta divinidad es representada como una mujer de mil ojos e innumerables brazos, simboliza misericordia y protección.
Dice Gerda Lerner que “El poder metafísico femenino, en especial el poder de dar vida, era venerado por hombres y mujeres en forma de poderosas diosas mucho después que las mujeres estuvieran subordinadas a los hombres en casi todos los aspectos de su vida terrenal. El derrocamiento de esas diosas poderosas y su sustitución por un dios dominante ocurre en la mayoría de las sociedades, tras la consolidación de una monarquía fuerte e imperialista.”
¿Entonces cómo fue el pasaje final al derrocamiento de estas creencias que hoy solo se ven como mitología antigua?
Fue el surgimiento del monoteísmo y la categorización de grandes religiones, quien asestó el ataque final a los cultos a las diosas, todas con dioses -todopoderosos masculinos y que además se les atribuye el poder de la creación y la procreación; dejando la sexualidad femenina, que no sea con fines reproductores, al pecado y el mal.
Y así el patriarcado va avanzando en la construcción del andamiaje cultural que conocemos hoy y que pretendemos deconstruir.
Lic. Verónica López
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