La familia en épocas de cuarentena

  En apenas poco más de tres semanas, nuestra vida cotidiana cambio radicalmente, de golpe nos vemos forzados a quedarnos en casa, sin que ello sea una coerción, es una necesidad para preservar nuestra salud vital

 Analizar qué nos pasa por estos días requerirá más de un escrito, nuestra vida se ve trastornada en todas y cada una de las rutinas desde las compras, pagar las facturas de los servicios, la higiene diaria, la escuela de los chicos, la salud de los ancianos, etc. Nos vemos colapsados, desesperados, abrumados, cansados, desorientados, superados… todo eso tanto en masculino como en femenino.

..Pasamos de vernos un rato a la mañana y un rato a la noche, a transitar por toda la casa las 24 hs. Los niñes y adolescentes han dejado de ir a la escuela, pero la escuela ha llegado al hogar, de pronto los encargados de enseñar a los chicos y chicas aparecen mediante una pantallita llamada virtualidad, y de golpe invaden la vida de la casa.

Las realidades de los hogares son diversas, muy diversas, diríamos que hay tantas realidades como familias.

 Familias ensambladas donde los estudiantes tienen padres biológicos que viene separados y padres compartidos que viven juntos; familias que tienen adultos mayores que se encargaban de todas las responsabilidades complementarias de la familia, pero ahora no pueden salir de la casa pues son considerados grupos de riesgos, otras donde la mujer es la jefa y organizadora del hogar, otras donde los hijos mayores habitualmente son los responsables de la vida cotidiana de sus hermanos más pequeños, en fin…la diversidad como sabemos es infinita

  A esta diversidad de vida hogareña se lo ha sumado ahora, así de repente nada más, que se debe trabajar online, la mayor parte del día, y a muches la tecnología los supera y de golpe están  haciendo un curso acelerado del manejo de la virtualidad,  en algunos casos subir un simple archivo Excel o Word, a la nube de la virtualidad lleva hora, hora y media, acompaña a esto la rabia, la impotencia, la inseguridad,  ni que hablar de bajar un video o tener que vincularlo, por decir algunas de las pequeñas cosas que estamos siendo obligados, los adultos a hacer por estos días.

  Todo eso se hace mientras los más jóvenes esperan usar la computadora para acceder al aula virtual, y encontrarse con archivos de todo tipo, pdf de decenas de páginas, videos con varias preguntas de interpretación , textos a redactar con consignas ambiguas, porque les docentes no hemos quedado a fuera de esa desorientación virtual.

  Hace 10 años se implementaba  el Plan Conectar Igualdad y el Modelo 1 a 1, que puso al alcance de cada maestro y profesor, la posibilidad de incorporar a las aulas y a los hogares otros modos de llegar al conocimiento con errores y aciertos, pero lo que  es imposible  no coincidir es que revolucionó las rutinarias formas de enseñar y perturbó a los y las que transitábamos con costumbre y comodidad acumulada, las instituciones educativas.

  Resistirse a la tecnología e insistir con el aula tradicional con tiza, pizarrón, manual, fotocopias, exposición e interacción en los claustros estudiantiles, fue una constante, algunes por posicionamiento ideológico, otros  por simple molestia de clase social, la mayoría por ver interpelado su saber, dado que se enfrentaba a un mundo desconocido que casi siempre los estudiantes manejaban con mayor seguridad y naturalidad que nosotros, sea cual sea la razón y sumado a que en los últimos años las computadoras dejaron de llegar a las escuela, como consecuencia del brutal ajuste al que se sometió al país, todo esto hizo un combo de negación a la tecnología como herramienta de enseñanza, que estalló en el centro de la educación en esta cuarentena.

  Así las cosas la reflexión que pretendemos hoy es pensar en las variables de familias, cuarentena y clases virtuales, algunos ejemplos sería:

-   el “correctivo” adulto aún tiene una fuerte injerencia en la educación familiar, con la exigencia que le imponemos desde la escuela virtual, ese correctivo se exacerba y para muchos estudiantes, que surfean entre la violencia psicológica y física, sobreviviendo como pueden, la cuarentena pasa a ser un cautiverio. Y la docencia  está  colaborando con ello.

- ¿Cuántos hogares poseen una computadora por miembro familiar?¿Con  padres trabajando on line, los hijos que hacen? ¿Con padres que tiene dificultades en la lecto- escritura, los hijos que hacen?

-Supongamos que el teléfono celular es una alternativa ¿Cuantos poseen un teléfono con las actualizaciones que requieren trabajar con un word o un drive o leer un PDF? ¿Qué le exigimos a la vista de esa personita  que debe realizar todas las actividades de las materias en un celular?

-¿Cómo se siente un padre y/o madre que ante en el “ajuste” tarifario extremo del que venimos, ha cortado su abono a internet o no ha podido ni siquiera comprarle un celular usado a su hijo-hija? Porque convengamos que la pérdida y rotura de celulares entre niñes y adolescentes va a la cabeza de todas las macanas que se mandan. 

 Algunas respuestas posibles: durante estos últimos años se hizo costumbre en las salas de maestros y profesores, hablar de la ausencia de la familia, de que los adultos, en post de satisfacer las necesidades materiales de sus hijos e hijas abandonaron las necesidades espirituales, emocionales, conductuales, etc, porque no aprovechamos ahora que están juntos “obligadamente” a que compartan actividades cotidianas como hacer una comida, a recuperar juegos de mesa, a charlar sobre historias de la familia, a contarse “secretos” de antaño que hoy se transforman en anécdotas risueñas, ¿por qué no orientamos nuestras clases virtuales hacia aquello que no hace mucho tanto criticábamos?

Si algo sabemos es que un buen docente puede transformar en contenido educativo toda actividad llevada adelante por el ser humano, dejemos  de intentar demostrar que sabemos hacer lo que por años nos negamos a aprender, esta es una gran lección para nosotres, es necesario que aprendamos, pero no será justo ahora, atosigando familias.

¿La tan pretendida escuela igualadora, en tiempos en que parece llegar a su fin el capitalismo, está profundizando la brecha?

¡Seamos coherentes y creativos aprovechemos que está la familia  en casa!

 

Lic. Verónica López