Llegará el día en que nos alimentaremos todes o no comerá nadie

“El gusto está hecho de mil repulsiones.”

Paul Valéry

 

 En estos días, y tal vez un poco desapercibido, se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Seguramente eso que es básico para cualquier ser humano, no debiéramos celebrarlo ¿O Sí?

La fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en 1979, por una propuesta de la delegación húngara, en conmemoración a la fundación de la FAO (Agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) que se realizará un 16 de octubre de 1945, cuya misión es, desde entonces, liderar lo esfuerzos de todas las naciones para luchar contra el hambre. El objetivo más importante es lograr la seguridad alimentaria para todas y todos, asegurando el acceso a los alimentos suficientes y de buena calidad, lo que permita a las personas alcanzar una vida sana y productiva. La FAO cuenta actualmente con 194 miembros y trabaja en más de 130 países.

En este 2021, el día se celebra en medio de (lo que se podría decir) la postpandemia, aunque aún no tengamos certezas al respecto. Lo que sí es seguro que la pandemia del COVID -19, ha puesto de manifiesto la fragilidad de las distintas sociedades, la desigualdad en el acceso a los alimentos y que la inseguridad alimentaria no solo forma parte de la realidad de los países pobres. La pandemia puso en evidencia la alteración de los sistemas agroalimentarios y el límite de la economía mundial. Por otra parte, ha demostrado que solo con acuerdos colaborativos y objetivos comunes se puede pensar en un futuro sostenible y equitativo, si queremos una vida posible para las décadas venideras.

Asistan o no al supermercado diaria o semanalmente, alimentarse, para las personas es un acto cotidiano. Los niños y niñas dependen absolutamente de la seguridad alimentaria para ser adultos capaces de convertirse en ciudadanos productivos para las sociedades. Aun así, pocas veces se piensa en cómo han sido producido los alimentos que se compran, en general se pone más énfasis en el costo y rendimiento, en los valores inflacionarios que acosan a las economías inestables, en saciar la sensación de hambre antes que en asegurar la nutrición adecuada.

En relación al acceso a la alimentación saludable hay algunos datos preocupantes para nuestro país. Argentina es el país de la región que lidera el consumo de productos ultra procesados con 185 kilos por habitante por año. También lidera el ranking mundial de consumo de gaseosas con 131 litros por habitante por año. Además, triplica el consumo de azúcar recomendado y duplica el consumo de sal.[1]

Por estos días se asiste a un frustrado debate en el Senado sobre el etiquetado frontal de alimentos, una herramienta muy importante para que se conozca la información de lo que se consume y se comience a revertir una tendencia que afecta la calidad de vida. Una ley que ya está vigente en varios países de la región, pero que parece trabada por oscuros intereses de las corporaciones alimenticias y farmacéuticas, dado que los datos demuestran que con el cumplimiento de este simple requisito mejoraría sustancialmente la salud de la población.

Hablar de alimentación es amplio y abarca debates incluso sobre discursos discriminatorios que se debiera tener en cuenta, Argentina es el segundo país mundial con más casos de trastornos alimentarios. El efecto del discurso gordofóbico se traduce en consecuencias que van desde la depresión a trastornos como la bulimia y la anorexia.

La FAO explica que en el Día Mundial de la Alimentación 2021, se pedirá a los gobiernos, las empresas y la población en general, que se lleve a cabo una transformación de los sistemas agroalimentarios para poder garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos suficientes, asequibles, sostenibles, nutritivos y seguros, lo que facilitará que la población en general pueda llevar una vida saludable y activa.[2]

En el amplio campo que abarca la alimentación también se debe tener en cuenta que los sistemas agroalimentarios proporcionan más de mil millones de puestos de trabajo en todo el mundo, esto da cuenta del enorme nivel de producción y consumo que hay.

Pero el factor más preocupante es el desperdicio de los alimentos, en nuestro planeta hay aproximadamente 800 millones de personas que se encuentran por debajo del límite de la seguridad alimentaria, esto nos ubica en que es inadmisible el desperdicio de alimentos, pero lamentablemente cerca del 34 por ciento de estos se desechan y terminan como basura. Lo que por cierto no es gratuito, no solo produce una innecesaria desigualdad en el acceso a los recursos, sino que afecta profundamente el clima y el medioambiente. La alta emisión de gases (carbono y metano entre otros) genera efecto invernadero, además de perturbar profundamente los recursos hídricos.

¿Hay solución para esta realidad? Sí, no solo la hay, sino que deben desarrollarse soluciones rápidamente. Las problemáticas que se vislumbraban en 1945, que aparecían como necesarias de abordar en 1979, hoy son una realidad ineludible. Se no vemos claramente cuál es el camino, estamos en la ruta de la autodestrucción.

La producción sostenible, la innovación en el sector agrario, la recuperación de ancestrales formas de producción de alimentos, el fortalecimiento de la formas comunitarias y colaborativas de agricultura. El abordaje multisectorial de la problemática desde lo económico y lo productivo, hasta lo energético, lo educativo y fundamentalmente la consolidación de una concepción de vida saludable.

El medioambiente y el clima necesitan imperiosamente que la sociedad tome las riendas de la promoción de la equidad en el acceso a la alimentación, del reconocimiento de que cada área del planeta tiene el soporte necesario para la nutrición poblacional y de que el avance descontrolado de los monopolios alimenticios y farmacéuticos tienen intereses mezquinos que deben estar en el centro del debate. Volver a lo propio, salirse de la comida ultra industrializada, que poco y nada aportan a la nutrición, priorizar el consumo estacional y regional de alimentos, preservar la biodiversidad y apostar a la producción local, fresca y sostenible. Ese es el camino.

Lic. Verónica López

 



[1] https://www.eldestapeweb.com/sociedad/alimentacion

[2] https://gastronomiaycia.republica.com/2021/10/08/dia-mundial-de-la-alimentacion-2021/