¡Ni una menos…una marcha, todas vivas!

En referencia a la marcha del día 3 de junio “Ni una menos”.

Haciendo un poquito de historia, esta marcha surge el 3 de junio del 2015, en una convocatoria espontánea que se hace a través de las redes sociales por un grupo de periodistas, militantes y artistas. Se va extendiendo rápidamente dada la realidad de ese momento coyuntural que tenía que ver con un índice elevado de femicidios que se daba en la Argentina,  y dentro de Argentina, Entre Ríos es una provincia con un alto índice de femicidios. Este movimiento comienza a extenderse a través del país rápidamente en todas las plazas de la argentina se auto convocan mujeres, hombres, estudiantes, militantes de distintos partidos políticos, militantes de distintos gremios, de asociaciones civiles, de ONGs, que están alarmados y que realmente sienten que esta sociedad con una cultura profundamente machista tiene que empezar a tomar decisiones directas para revertir lo que es la muerte de mujeres por el simple hecho de ser mujer.

La marcha de “Ni una menos” también va desencadenandose en una serie de análisis qu,e hoy en día están en una nueva etapa, lo que hace la hace valiosa a la sociedad , en estos nuevos caminos que van abriendo las demandas de derechos. Los que estamos en el campo de los derechos humanos, hablamos de las nuevas generaciones de derecho, que hasta hace un tiempo no nos los planteábamos pero que a medida que la historia nos los va imponiendo vamos reclamando. El mismo lema de Ni una menos hoy está siendo analizado, reflexionado, debatido si es que no estamos nosotros contándonos cada vez “una menos”, y si es que  deberíamos decir “una más” en realidad.

Esos son los debates que nos convocan hoy. Escuchaba que, la Madre Teresa de Calcuta cuando la invitaban a alguna marcha en contra de la violencia, siempre decía “no me inviten a marchas en contra de las guerras, porque no voy a ir.  Invítenme a marchas a favor de la paz”, que interesante ¿no? Puntos de vista.

Ni una menos nos plantea en este 2020 VIVAS, LIBRES Y DESENDEUDADAS NOS QUEREMOS

En estos días de aislamiento y de incertidumbre por el futuro frente a la pandemia global, frente al aumento de las violencias machistas, los femicidios, travesticidios y transfemicidios,

 

Exigimos el derecho a una vida digna, una vida en paz, al fin y al cabo...

¡una vida! Necesitamos políticas públicas concretas, no parches, ni salidas de urgencia, exigimos todos los derechos que nos negaron: salud, educación,

vivienda y trabajo

 

Como vemos, hay mucho trabajo para hacer. Son muchos los derechos involucrados, eso pasa en el campo de los derechos humanos, un derecho va de la mano del otro y lo que pasó que me parece también significativo en este momento de “Ni una menos”, en esta marcha de “Ni una menos” de 2017, por primera vez aparece representada una nueva organización, movimiento insipiente que surge este año, en 2017 que por primera vez se presenta públicamente y que me parece sanadora, que me parece esto de argentina por la paz.

En la marchas pasadas, cuando podíamos abrazarnos sin correr riesgos, cuando caminábamos codo a codo; se  leían carteles que rezaban consignas como: “historias desobedientes, treinta mil motivos. Hijos e hijas de genocidas por la memoria, la verdad y la justicia”. 

Y entonces pensamos en esta nueva generación que se integra a las luchas sociales por la paz, por la verdad, por la memoria y por la justicia y entonces los derechos humanos se convierten en más humanos que nunca, porque son los derechos en los que estamos todos, donde la inclusión implica que si estamos dispuestos a vivir en paz y a colaborar desde el lugar que nos toque en esta sociedad, para sanar viejas heridas, para justificar la justicia real y efectiva, para aportar a la verdad, para no anular a la memoria, nos va a ayudar a que tengamos una sociedad verdaderamente pacifica en las generaciones venideras. Nuestros niños, nuestros jóvenes nos están mirando, están mirando que somos capaces de hacer, si somos capaces de construir desde discursos diferentes, si somos capaces de hacer que la educación para la paz sea verdadera y no un mero discurso que se enseña en las escuelas o en los textos de los medios de comunicación, pero que cuando llega el momento de transformarlos en acción volvemos a las viejas actitudes de violencia, de maltrato, de denigración, de resaltar la diferencia.

Somos todes uno, todos y todas somos integrantes de una humanidad que nos necesitamos. Ojalá que estos movimientos sanadores, integradores, de expresión de voces diversas, nos lleven a construir una argentina en paz.

 

 Lic. Verónica López